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El Método Montessori: La Emoción del Aprendizaje

El método Montessori propone la creación de un entorno estimulante para que -siguiendo la guía de su curiosidad- cada niño desarrolle su propio método de aprendizaje


Uno de los asuntos más importantes al momento de implementar nuevas metodologías en nuestros colegios o escuelas es analizar, ¿Cuál de ellos se adapta mejor a nuestra filosofía? Y ¿Cuál es el mejor enfoque para la educación de los niños y cumple con las demandas de los padres? El método Montessori podría ser la respuesta.

Este es un método pedagógico alternativo desarrollado a principios del siglo XX por la doctora María Montessori; progenitora de gran parte del pensamiento actual sobre la educación de la primera infancia. Sus puntos de vista educativos han influido en la creación y desarrollo de miles de preescolares, guarderías y filosofías del aprendizaje temprano en el mundo entero.

La filosofía Montessori



Para esta doctora, la educación debe ser fundamentalmente integral para el crecimiento del niño. Por lo cual, partiendo de la observación del comportamiento y necesidades individuales de los niños en el aula, creó toda una metodología centrada en desarrollar la personalidad del infante a través de distintas áreas de actividades apropiadas y adaptadas a él. Ya no es el profesor quién le asigna deberes específicos a sus estudiantes; ahora son los niños quienes -movidos por la curiosidad- eligen sus propias actividades de una variedad de opciones apropiadas para su edad y desarrollo, y las trabajan de forma independiente.

El aula de clases en un centro Montessori, ¿Cómo funciona?



  • Un aula Montessori típica es un espacio grande y abierto, dividido por estantes bajos en los que se exhibe una variedad de materiales educativos u \"obras\" de las que el niño puede elegir libremente una vez que se le muestra cómo usarlas adecuadamente.

  • En un aula existen niños de diferentes edades: de 1 a 3 años; de 3 a 6 años, de 6 a 9 años; de 9 a 12... Y al terminar un ciclo, los niños que han alcanzado los objetivos pasan al curso y ciclo siguiente.

  • Estos objetivos son los mismos del currículo oficial. Sin embargo, la forma y el ritmo de trabajo difieren de los de los colegios tradicionales: la clase está dividida por áreas y el alumno trabaja los contenidos de acuerdo con su ritmo de aprendizaje y siguiendo su propio método.

  • Los niños Montessori no se sientan en los escritorios mientras los maestros les instruyen sobre los hechos y las formas del mundo; de hecho, no es fácil encontrar al maestro en el aula en el mismo rol en el que se suele pensar que van a estar. Esto se debe a que los docentes no guían a los alumnos para que aprendan ciertas cosas, sino que permiten que los ellos tomen las decisiones por sí mismos con un apoyo adicional.

  • Durante períodos de trabajo prolongados e ininterrumpidos, que duran de dos a tres horas y forman el núcleo del día escolar Montessori, los niños eligen sus trabajos de los estantes y los llevan a un lugar de trabajo que seleccionan. Una vez que ha completado su trabajo o pierde el interés, lo devuelve a su ubicación adecuada y puede comenzar otro trabajo, o tomarse un breve descanso para ver, por ejemplo, lo que hacen sus compañeros.

  • No existen las calificaciones, formas de castigo o recompensa. A través de la observación del maestro y el registro detallado de cada niño en la clase, el éxito del estudiante es \'calificado\' en el comportamiento, la felicidad, la madurez y el nivel de trabajo del niño, entre otras cosas.


Montessori vs. Escuelas Convencionales



Con respecto a cómo se diferencian las escuelas Montessori de las Escuelas Convencionales, se pueden mencionar algunos puntos de importancia.

Primero, las escuelas convencionales actuales todavía tienden a centrarse en los maestros, quienes sienten que están destinados impartir conocimiento a sus estudiantes con prolongadas conferencias que duran toda la clase.

Los estudiantes deben demostrar que han adquirido este conocimiento a través de exámenes y tareas administrados por el maestro. Con un plan de estudios preestablecido y específico para cada edad, los estudiantes tienen muchas menos oportunidades de explorar sus intereses y pasiones.

En Conclusión



La filosofía de la educación Montessori es única, y su enfoque progresivo es una alternativa atractiva frente a la propuesta que todavía siguen la mayoría de las escuelas y que cada vez más resulta incompatible con una generación que busca el cambio.